Lo cierto es que tengo abandonado {Papiroflexia}, pero no me queda más
remedio: el trabajo, el fin de curso, mis problemas, mis otras aficiones
y esa especie de contracción espacio-temporal que ocurre a medida que
te haces mayor. Recuerdo perfectamente cuando iba al colegio y me
aburría sólo de pensar en cuántos minutos quedaban para que acabara la
clase. Ahora una mañana pasa más rápidamente que cualquiera de aquellas
horas. ¿Será todo fruto de una triquiñuela relativista? ¿Me estaré
moviendo a una velocidad más próxima a la de la luz que hace veinte
años?