jueves, 1 de noviembre de 2012

Manual de alta política (entrada sorpresa del día de difuntos)

Buenas tardes desde Berlín, Alemania. Hoy el Ministro de Economía Luis de Guindos se ha reunido de urgencia con un destacamento de ministros alemanes y franceses en esta sede del gobierno alemán en Berlín que está a nuestra espalda. Le hemos visto entrar serio y rápido y no ha atendido a la prensa, como suele hacer. Parece que la reunión no es informal y que se decidirán serios detalles acerca de un posible segundo rescate. El ministro de Guindos no ha salido todavía del edificio a pesar de que llevan ya más de nueve horas de reunión. Aquí en Berlin cae la noche y todo sigue sin cambios.


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—Sí.
—¿Mariano?
—Sí, dígame.
—Mira, que soy Luis.
—Ah, Luis, qué tal, cómo estás.
—Bien, bien, te llamo por lo de la reunión.
—A ver, cuéntame qué te han dicho los alemanes.
—No me pusieron buena cara. Dicen que eso de que ellos paguen nuestra deuda para que nosotros paguemos la de nuestros bancos es como si ellos se pagaran la deuda a sí mismos.
—Ya, ya, qué cara más dura. Pero si la pagamos nosotros no tienen problema. Entonces del plan de compra de deuda, nada de nada, ¿no?
—Por supuesto, ya te dije yo que a los alemanes no les gustaba la idea. Insistí en lo de una unión fiscal y todo eso y que Europa es una chapuza para que se enriquezcan los países del norte pero no me echaron cuenta.
—¿Y ahora qué hacemos?
—Estamos atados de pies y manos.
—Hmm…
—Sí.
—Pues vaya mierda. Joder, y hoy hay partido del Madrid, me lo van a estropear.
—Tendremos que anunciar el segundo rescate.
—¿Quién lo hace?
—Mariano, por favor, que yo lo hice la última vez. Sal tú ahora. No creo que nuestra imagen de partido se vea más deteriorada por esto. Al revés. Puedes aparecer muy preocupado y serio ante las cámaras y la gente pensará que esto es lo único que podemos hacer.
—Es que es lo único que podemos hacer. ¿Qué otra opción tenemos? ¿Liquidar todos los bancos del país? ¿Expropiar a sus dueños para que paguen la deuda? No podemos hacer eso. No voy a quitarle su dinero a Rodrigo porque no me da la gana. Además, se puede ir de la lengua y ya sabemos que no nos conviene.
—Esa es la actitud, pero sin mencionar lo de Rodrigo. No nombres a nadie, si no, pensarán que actuamos con favoritismos.
—Vaya papelón, Luis. Además, Soraya está de viaje y me gustaría que estuviera aquí para hablar todos juntos.
—No, no, sal tú sólo. Que te escriban un buen discurso. Uno para la historia. Tienes que convencer a todo el mundo de que no hay otra salida, y que además es como un regalo. Si no, se nos llenan las calles de manifestaciones y perroflautas. La gente está cabreada y no nos podemos permitir que tomen el control del país. Ya sabes lo que harán, Mariano. Nos llevarán ante un juez, a ti, a mí, a Soraya, a todos, incluso a Rodrigo.
—Rodrigo ya está acostumbrado. Pedazo de cabrón. Si no fuera porque somos amigos…
—Harán como en Islandia, y se negarán a pagar la deuda. ¿Y qué haremos luego? Yo tengo apalabrado un puesto en el BBVA, y otro en Endesa, joder.
—No, no, eso no va a ocurrir. Tomaremos las riendas y pagaremos hasta el último euro. Lo pasaremos mal, pero hay que hacerlo. No quiero esto lleno de comunistas.
—Perfecto.
—Sí, ya… ¿Cuáles han sido las condiciones del préstamo?
—Ese es un aspecto interesante, Mariano. Han pedido muchas cosas. Nos dijeron que o recortamos la administración o que sigamos haciendo recortes sociales, pero que tenemos que atenernos al déficit.
—¿La administración?
—Sí. Dicen que según sus cuentas, si quitamos el Senado, los sueldos vitalicios, nos bajamos el sueldo a la mitad, reducimos los costes de ayuntamientos y eliminamos diputaciones innecesarias, centralizando el gobierno autonómico en las ciudades de las comunidades uniprovinciales, nos ahorraremos una pasta.
—Pero no podemos hacer eso.
—Habría que despedir a mucho personal.
—Bueno, Luis, los funcionarios se pueden recolocar aunque sea de barrenderos, pero no podemos echar a toda esa gente que nos dio su confianza. Nos apoyó en el partido y no podemos dejarlos sin nada. Además, muchos se pueden ir de la lengua.
—Ya, es lo que pienso yo. Eso queda ahí como posibilidad. Si vemos que el déficit aumenta, podemos tirar de eso como último recurso. No quedaría ya nada qué recortar.
—¿Y cuál es la otra opción?
—Despedir a todo el mundo.
—No lo entiendo.
—Es eso, Mariano, sólo eso. Despedir a todos los trabajadores, ya sean de la administración o de las empresas. Y que nadie cobre subsidios, claro.
—¿Pero eso es legal?
—No importa, lo legalizaremos. Otro Decreto Ley y lo tendremos de nuestro lado. Es por el bien del país. Estarán así un tiempo, sin cobrar el paro, hasta final de año, para que no haya gasto de la administración. No significa que ya nadie pueda volver a trabajar.
—Pero tendremos que cerrar hospitales y servicios públicos.
—Sí, sí, todo. Le diremos a los ciudadanos que piensen en una hecatombe nuclear. Que se refugien en sus casas y que no salgan. Que cuando comience el año volverán a trabajar.
—¿Y volverán a trabajar?
—No lo sabemos. Eso ya lo veremos. Tú véndelo como una estrategia para subir el empleo.
—Pero el desempleo llegará al 100%.
—Bueno, no, nosotros seguiremos trabajando. Sólo trabajarán los cargos públicos como nosotros y la gente que se dedique a gestiones del capital inmobiliario.
—Pero si se paraliza el país no hay movimientos en el capital…
—No importa, la mayoría tiene negocios fuera y podrán seguir operando.
—¿Seguro que es lo único que podemos hacer?
—Seguro. Es eso o echar a la calle a todos nuestros compañeros de partido. ¿Quieres ver a Fabra hablando mal de ti?
—Joder, y cómo digo yo esto.
—Tú dilo. No importa. Tenemos buenos redactores. Te harán un discurso bonito, Mariano, no tengas miedo. Con esta medida pagaremos todas nuestras deudas y podremos seguir adelante. España saldrá del bache. Saldremos del bache.

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Buenas tardes a todos, estamos retransmitiendo desde la sala de prensa de Moncloa. El Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha convocado una rueda de prensa extraordinaria y urgente para las 6 de la tarde y en todos los medios corre el rumor de que anunciará el segundo rescate. Hay gran cantidad de agitación entre la prensa y los representantes de los medios porque se dice que las condiciones que impondrá Europa para este segundo rescate serán más duras que las que ha habido hasta ahora. Atención porque parece que el presidente ha entrado en la sala y se dirige al micrófono. No habla (se escucha de fondo). Parece callado. ¿Pasa algo? Joder no dice ni mú (dice alguien). Señoras y señores como ven el presidente tiene dificultades para hablar, no sabemos si es que hay algún problema con el micrófono. Ahora… sí, ahora ya, parece que se decide. Sí, sí, va a hablar:
—Estáis todos despedidos.

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